Identidad Jesús María

Desde 1895

«… Y Dios escribe derecho con renglones torcidos»

Algunas familias de Cartagena, satisfechas de la educación que habían recibido sus hijas en el colegio Jesús María de Orihuela, expresaron su deseo de que se abriera en su ciudad un centro dirigido por las Religiosas. Accedió la Superiora Provincial, y formuló su petición al Prelado de la Diócesis. La oposición de una parte de la sociedad cartagenera, que creía perjudicados los intereses de otro centro existente, hizo que ésta no se viera favorecida. A cambio, el Obispo, les ofrecía la ciudad de Murcia, capital de la Provincia y de la Diócesis, por no haber ningún otro instituto de enseñanza.14 de octubre de 1895. Llegan a Murcia M. Mª de San Vicente, M. Mª de San Andrés, M. Mª de San Germán y Hna, Regina.

Puesto que no habían sido llamadas, nadie las esperaba y nadie las acompañó a la casa que habían alquilado al Sr. Llovera, en la calle de Saavedra Fajardo. Tuvieron que pedir la comida, aquel día, en la posada de San Antonio, inmediata a la casa. En la iglesia de Santa Eulalia oyeron Misa el día 15 de octubre, y los siguientes, en iglesias cercanas.

El 26 de octubre, subieron al Santuario de la Virgen de la Fuensanta, para pedir la bendición y auxilio de la patrona de Murcia sobre la obra que iban a comenzar. Qué poco sabían en aquellos momentos, de las muchas pruebas de enfermedad y muerte de jóvenes religiosas, por las que habían de pasar en años venideros, y cómo la Virgen les mostraría su protección. Después del Sr. Obispo, y del Superior de los Jesuitas, P. Marquínez, fueron las Siervas de Jesús, las primeras personas que les dieron pruebas de interés y de afecto, ofreciéndoles sus servicios y cuanto pudieran necesitar. El 27 de octubre, en una modesta capilla de la casa, fue celebrada por el Sr. Obispo la primera Misa, a la que ya asistieron varias familias, que en adelante serían sus bienhechoras y de las que recibirían obsequios, donaciones y continuas muestras de apoyo y cariño.

El día 3 de noviembre se abre el curso con siete alumnas mediopensionistas; número que fue aumentando en el transcurso de los meses siguientes, para terminar finalmente con 42 alumnas.

Ante la carencia de condiciones higiénicas de la casa, el día 31 de diciembre de 1896, se trasladan a la calle Zambrana, nº 10. Pero tampoco este  nuevo edificio reunía las condiciones higiénicas propias de un centro de enseñanza y la enfermedad probó duramente a la comunidad, durante largo tiempo. El número de niñas descendía considerablemente…

La nueva Provincial, M. Mª de San Ignacio estaba resuelta a cerrar el colegio, pero el Superior Provincial de la Provincia de Toledo de la Compañía de Jesús,  le aconsejó que no lo hiciera, ya que las había llevado allí la Divina Providencia, y preveía que la semilla esparcida con tanto trabajo, la verían un día, convertida en abundantes frutos.

Subió, la M. Provincial, al Santuario de la Virgen de la Fuensanta para rogarle que tomara el colegio bajo su protección. Al bajar, dispuso que a la entrada de la casa se pusiera un cuadro de la Patrona de Murcia con la inscripción: “Tu protección y nuestra fe sostendrán la casa en pie.”

Aún pasaran años de prueba, pero las Religiosas confían  y trabajan alegres.

En 1901 empieza a aumentar el número de alumnas, que seguirá creciendo en los años siguientes. Mientras las Religiosas buscan cambiar de residencia.

Por fin el 9 de marzo de 1904 se firma la escritura de compra de la casa palacio de los Vélez que había ocupado el Gobierno Civil, en la Plaza de Santo Domingo. El 19 de febrero de 1905 el propio Gobernador les hizo entrega de las llaves. Estaba dotada la finca de una extensa huerta con árboles frutales y un bello jardín, complemento necesario para los juegos de las alumnas y la salud de la Comunidad.

Fueron años de impulso, de crecimiento: clases de Economía Doméstica en la “Casa de Santa Marta”, Gabinete de Física, Salón de actos, estudios de Bachillerato… En 1917 contaba con más de doscientas alumnas y de entre ellas surgían numerosas vocaciones.

Entre las obras apostólicas complementarias, contaban desde 1906 con la Congregación Mariana. Dos de sus primeras congregantes: Concha Pagán y María Arroyo, serían luego Religiosas de Jesús María, y después vendrían otras muchas. Y junto a la Congregación, la dedicación especial a las Antiguas Alumnas. Y en 1916, abrieron el pensionado para Normalistas. “Educar una niña es educar una familia, pero educar una maestra es educar un pueblo… “ les repetía el Sr. Obispo, que se complacía grandemente en esta obra.

Durante los trágicos sucesos del año 1936 las Religiosas tuvieron que abandonar la casa que fue asaltada, y demolida. Muchas de ellas se refugiaron y ocultaron en casa de generosas familias de la ciudad; otras salieron fuera.

En mayo de 1939, la comunidad pudo reunirse, con grandes privaciones, en la casita de Santa Marta, y tras largas gestiones, trasladarse provisionalmente a la casa nº 39 y 41 de la calle de San Nicolás, donde se abrió  de nuevo el colegio.

En el año 1941 el Estado abonó el importe de la expropiación del antiguo colegio, situado al principio de lo que hoy es el Paseo de Alfonso X el Sabio. Y con ese importe se empezaron las obras del actual colegio que se inauguró el día 3 de marzo de 1943. Emblemático edificio en la ciudad y en el que, como himno de acción de gracias y súplica de firme esperanza, se alza a su entrada una magnífica vidriera con la reproducción de la Virgen de la Fuensanta, entre dos escudos de Jesús María. Fue donación de los padres de las alumnas de aquellos años.

Muchas las generaciones que en él se han formado, que en él han recibido una sólida formación religiosa, una calidad humana, una fe que se proyecta en la vida, un sentido del orden, un amor grande a María, un espíritu de familia, una preferencia por los más necesitados… Sin duda que a lo largo de estos ciento nueve años años, la sociedad de Murcia se ha visto marcada por la fuerza del carisma de Santa Claudina, que sigue presente, gracias a los actuales y antiguos alumnos que transmiten el canto de alabanza que expresa el lema de la Congregación: “Sean por siempre alabados Jesús y María.”¡Qué la Virgen de la Fuensanta siga manteniendo por siempre, nuestra casa en pie!